Mar. Nov 28th, 2023

ILa ventana de fichajes de verano es una telenovela ritual que a veces bordea los reality shows, con sus giros diarios toscamente escritos. El fútbol incluso ha tomado prestado el nombre de «loft», en referencia al programa M6 ​​que había popularizado el género en Francia, para designar una práctica (la marginación por parte de los clubes de jugadores de los que son competentes para desprenderse) que puede fecharse a principios de la década de 2000.

Fue el Olympique de Marseille quien entendió esta transposición, en la época de Bernard Tapie II, cuando el director deportivo había transformado el centro de entrenamiento de La Commanderie en una sala de la estación. Con una cincuentena de movimientos en el verano de 2001, era necesario sacar a los indeseables del entrenamiento para empujarlos en la salida.

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Humana y jurídicamente dudosa, esta operación se llevó a cabo a medida que los clubes acumulaban jugadores en su (sobre)plantilla, en el contexto del frenesí de traspasos y la transformación de futbolistas en activos financieros. A riesgo de sobrecargar las nóminas y bloquear a los empleados simplemente pidiendo cumplir con su contrato.

Un déficit y molestia

Es raro que jugadores muy grandes sean declarados supernumerarios de esta manera. No es exactamente el caso de Kylian Mbappé, en cuyo caso el PSG se negó a embarcar con sus compañeros para la gira de verano en Japón, como Julian Draxler, Colin Dagba, Georginio Wijnaldum, Abdou Diallo o Leandro Paredes, de los que el club quiere deshacerse.

En este enfrentamiento, el club quiere obligar a Mbappé a ejercer la opción que le permitiría ampliar su contrato por un año, hasta 2025, o cerrar un traspaso a otro club este verano. El objetivo es evitar una salida gratuita en un año, es decir sin compensación a pagar por el futuro equipo del capitán de los Blues. Para los dirigentes parisinos, que sospechan que el jugador y el Real Madrid ya se han puesto de acuerdo, ver marchar a Mbappé así, gratis, en junio de 2024, sería tanto un lucro cesante como una molestia.

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Atrapado en su política de captación de estrellas, el PSG quiere promocionar a quien, a diferencia de Lionel Messi o Neymar Jr., ha ocupado su puesto y «valer» actualmente más de 160 millones de euros, según la valoración del Observatorio del Fútbol. Ver al delantero irse al Real Madrid sin recibir nada a cambio sería la peor operación posible para el Paris. Aunque. Lo peor sería que el jugador se vea imponiendo una temporada blanca si todos se mantienen en sus puestos -seguiría siendo empleado del PSG pero no participaría en ningún partido- y se marchara al final.

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